El pasado esconde muchos recuerdos, vivencias, sentimientos. Y aunque no está presente, no deja de ser un camino que hemos transitado. Hoy podemos mirarnos al espejo y comprender que, sin importar como luzcamos, somos el resultado de todo lo vivido.
Podemos optar por esconderlo, olvidarlo, ignorarlo, arraigarnos en él.
Pero si le buscamos una función más productiva? Si intentamos construir desde nuestra sabiduría del hoy?
Del pasado seguramente hemos aprendido un montón de cosas, es hora de aplicarlas, no te parece?
Visualizate hoy, donde estás parado y mirá el camino recorrido. Qué lograste cambiar?
Es importante poder verlo como una escalera donde año a año vamos subiendo uno o dos peldaños, y aunque mires hacia atrás y veas nubes grises, puedas comprender que hoy podés utilizarlo como impulso, como motivador, como una herramienta para seguir.
Aunque sea difícil de internalizarlo, del pasado se aprende, pero también se construye.